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APAVGASMA

– π cubic –

Manifiesto de la Creación

El ser humano actual ha completado sus revoluciones "adolescentes" —la agrícola, la industrial y diversas sociales— y se encuentra hoy empujado, casi con violencia, hacia una nueva revolución: la revolución reproductiva.

Se abre ahora una encrucijada dentro del funcionamiento orgánico, emocional y psíquico de su proceso reproductivo.
En la era del orgasmo informativo, la humanidad inicia su aprendizaje como ser de perpetuación, reconociendo que es ella misma quien da sentido a lo Eterno y que participa del proceso de la Perpetuación.

Esto contrasta radicalmente con un modelo de reproducción sin creatividad, una mera repetición del patrón globalizado, de evidente origen filosófico, que rechaza la diferencia y la singularidad con intolerancia, y domina el mundo con fuerza.

Por un lado, los eugenistas biotecnológicos, con incentivos seductores, usurpadores del tiempo y profetas de la anestesia tecnológica, inauguran sus templos con tubos de vidrio, siliconas de “alta inteligencia” y dispositivos inalámbricos de reconstrucción — listos para recibir existencias moldeadas por configuraciones cerebrales alienadas.

¿Su objetivo?
Materializar los sueños y visiones de quienes desean habitar Marte… o incluso más allá.

Pero π cubic afirma que la Tierra es el único "suelo" verdadero del universo.
Pensar en términos extraterrestres solo tiene sentido una vez que se hayan resuelto los problemas aquí en la Tierra.

La lógica de "crear otros mundos" presupone haber resuelto antes la pobreza, la justicia, la equidad y el bienestar colectivo.
No se trata de exportar los fracasos humanos ni de encubrirlos.

La investigación espacial puede tener valor exploratorio y técnico,
pero glorificar lo "otro" mientras se descuida el "aquí" demuestra una peligrosa miopía.

Crear siervos en la Tierra para que unos pocos viajen o se instalen en otros mundos no es más que injusto, inmoral y discriminatorio.

En esta encrucijada, el tema más urgente es el acto de la unión sexual,
pues es la base misma de la función natural del ser humano.

Observado con atención crítica y científica, podemos distinguir la fase del orgasmo masculino — la eyaculación — y estudiarla con mayor profundidad.

El orgasmo es, en esencia, la culminación de al menos un sentido.
Así, la eyaculación es una función neuropsíquica que involucra los sistemas sensoriales, electroquímicos y neurológicos del organismo.

El deseo, fruto de la interacción ambiental, se realiza en movimiento, acto y expresión.

No eyacular en cada acto (el cual concebimos como ritual)
es como realizar un masaje interno, retroalimentador, estimulante —
tanto neuromuscular como neuroemocional.

Y desde el punto de vista filosófico, implica una sublimación existencial.

En lo que respecta a la salud, más allá de las prácticas orientales que abogan por la contención seminal,
el control del flujo fortalece el sistema inmunológico y potencia la autosuficiencia psicosomática.

Filosóficamente, surge una pregunta esencial:
¿Cuántas veces puede el ser humano unirse — igualarse incluso — con el Ser Supremo?

π cubic identifica tres condiciones necesarias y suficientes para esa unión:

  1. El nacimiento

  2. La muerte

  3. El amor

π cubic se enfoca en el momento de la concepción, injustamente confundido con el nacimiento.
La verdadera creación se produce en la unión de:

  • dos gametos (X y Y: óvulo y espermatozoide),

  • y el sentimiento consciente de quienes participan —
    una chispa de radiación cósmica.

El control eyaculatorio permite disfrutar de la vida erótica sin ofender el don natural,
sin desgastar el sentimiento de reciprocidad,
y optimizando la sensibilidad corporal y la agudeza mental.

No olvidemos: el semen es una emanación de nuestra dimensión psicosomática.

Mientras los técnicos prometen eugenesia a través de la manipulación genética,
π cubic propone “jugar” con los ritmos y tiempos de la concepción,
concibiendo el acto sexual como rito sagrado,
un altar al que se llega con almas desnudas,
no con carteras llenas ni dispositivos tecnológicos.

Para quienes padecen infertilidad,
π cubic no sugiere obsesionarse con la propiedad genética,
sino abrirse a la posibilidad de compartir amor adoptando a tantos niños excluidos por la rigidez del sentimiento humano.

Desde el punto de vista femenino,
dado que la ovulación obedece a ritmos circadianos y no a la voluntad,
la mujer tiene una responsabilidad indirecta pero ética
que debe asumir con consciencia.

Y parafraseando al ilustre Aristóteles:

Eyacular es fácil.
Pero hacerlo del modo correcto,
con la intensidad justa,
por la razón apropiada,
en el momento adecuado
y con la persona indicada…

eso es difícil —
y profundamente humano.

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